“Becas Vigentes Agosto 2025” reúne una amplia y diversa oferta de oportunidades académicas gestionadas por ICETEX, dirigidas a estudiantes colombianos interesados en fortalecer su formación profesional a través de estudios virtuales, presenciales y semipresenciales. Las convocatorias incluyen becas parciales y totales para maestrías, especializaciones, cursos cortos y programas de idiomas en universidades reconocidas de España, Chile, Belice y otros países, con fechas de cierre que se extienden desde finales de agosto hasta octubre de 2025. Esta recopilación destaca el compromiso de ICETEX con la democratización del acceso a la educación superior, promoviendo el talento nacional en escenarios internacionales.

 

 

 

Paula Córdoba: emprendedora persistente y destacada

 

Así va por la vida, con los pies bien puestos sobre la tierra, pero con la mirada al cielo, aprovechando oportunidades, pero visionando posibilidades; avanza sin miedo, o con él, eso no importa en realidad, lo importante es vivir el sueño. No hay imposibles en estas líneas. Por todo esto fue la ganadora del Premio Innovación y Creación en el Primer Encuentro de Egresados - Egresarte TdeA.

Detrás de este reconocimiento hay una historia de tenacidad con el nombre de Paula Córdoba, egresada de ingeniería ambiental. Antes de la graduación, en 2018 y con un título previo como tecnóloga agroambiental se arriesgó a construir empresa con dos compañeros de aula.

Les iba bien. Se dedicaron al compostaje, capacitaciones, sensibilizaciones, planes de manejo, también algo de poda, de manejo paisajístico. Hasta que llegó la pandemia y con ella el cierre de centros comerciales, unidades residenciales y algunas empresas, en suma cerró su nicho de clientes, así que Tierra Verde Group también se vio obligada a hacer lo mismo.

Cada quien emprendió camino empleándose en grandes empresas. Pero a los dos años, el sueño la buscó de nuevo. “A medida que se iba reactivando la economía empezaron a llamarme, gente que conocía mi trabajo”, esto contó, también que le rindió, no sabe cómo pero trabajaba en la empresa, en su proyecto y logró egresar de nuestro TdeA, todo al tiempo.

Muy positivo, sí, pero no tardó el agobio. Aunque la vida a veces regala guías que alumbran el camino y recuerdan que no hay dificultad que no se pueda vencer. Un maestro le recordó que era capaz, que sus viejos clientes buscaron su trabajo, que no era fácil de olvidar. Así que tomó un segundo aliento y se dio cuenta que era hora de tomar decisiones. Contrario a lo muchos pensarían, Paula renunció a la oficina y se propuso sacar adelante su proyecto personal.

“Empecé a trabajar con mucha convicción y responsabilidad, a creer el cuento, que es posible hacer empresa. Me formalicé, mandé a hacer logos, camisetas, contraté a una persona, ya fija, y me dije: ‘Bueno, no sé, en las manos de Dios y voy para adelante’, lo peor que puede pasar es que tenga que volver a hacer una hoja de vida”, agregó que no se dejó nublar del miedo, porque si las cosas salían bien iba a crecer y generar empleo.

No se equivocó. Va en cohete. El número de clientes ha crecido rápidamente, tiene un equipo ahora y se encarga de brindar consultoría para que todo el aspecto ambiental esté en regla, hace capacitaciones, revisiones y propone soluciones innovadoras en materia ambiental, como el proyecto destacó su alma mater, precisamente. Su firma, Paula Córdoba consultora ambiental, está encargada del CIS de Punto Clave, con la instalación de paneles solares, en 2024 se generaron más de 297 mil kwh, equivalente al 32 % en las zonas comunes. “Se obtuvo una reducción de 164.242 Kg de dióxido de carbono, equivalente a plantar 2.736 árboles que crezcan durante diez años, retirar un automóvil promedio de circulación durante 41 años, evitar el consumo eléctrico de un hogar promedio por 12 años”. El trabajo va desde tener cada zona con dinámicas y procesos en regla y lograr certificaciones hasta manejo de especies, paisajismo y pedagogía ambiental.

Cuando se le pregunta cómo se visualiza, señala en primer renglón tener un equipo estable y sólido, con excelentes condiciones laborales. De ahí en adelante sigue el buen trabajo, crecer en clientes, mostrarles a las empresas que es posible hacer las cosas bien en materia ambiental, hasta de forma fresca, innovadora y para nada costosa. Tiene visión, pero no quita la mirada del paso que sigue. “Siempre me voy poniendo escaloncitos”, materializando objetivos para llegar a grandes metas, como su propia certificación.

La fortaleza mental, su enfoque y el creer en sus capacidades se han vuelto mantra diario. A eso le atribuye avanzar no solo en lo laboral sino en todo aspecto de su vida. No necesita validación externa ni tampoco que las circunstancias sean las ideales, ve posibilidades y recursos y se lanza a construir su visión: “Yo sé que puedo y con la ayuda de Dios, que siempre me pone los medios, la inteligencia y el camino, yo voy, le hago, me meto, estudio, yo le trasnocho y por ahí nos metemos, por ahí vamos”.

Lo que siempre tiene presente es el aprendizaje, de todo y de todos, lo recibe con humildad y agradecimiento, pero a la vez que sirve con su conocimiento y no teme decir sus apreciaciones según lo que ha aprendido en la universidad y en la vida. Esto la ha llevado a fluir de buena manera en ambientes muy masculinos y con profesionales de gran experiencia. “En la sociedad en la que estamos no están acostumbrados a ver a una mujer con carácter. A mí no me da pena decir no”, enfatizó.

Aconseja a los estudiantes TdeA que crean en ellos mismos y en sus ideas. “Que no le ponga peros, no les dé miedo. Si tienen esa idea en la mente y no se les sale, es constante, persiste, es porque es de Dios y los va a acompañar”.

Habló del amor propio, aclarando que de ninguna manera es un tema trillado de redes sociales sino algo necesario para avanzar en la vida. Es creerse el cuento, creer en sus capacidades y ponerle fuerza y disciplina, avanzar con determinación así el escenario no sea el ideal, es ir construyendo y hacer posible la visión que mueve el sueño, eso sí, con planeación y paso a paso materializar objetivos. Ese es el motor de Paula Córdoba, emprendedora de vocación, empresaria de 32 años y nuestra egresada destacada en estas páginas.

 

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María Camila Montes Ledesma en su construcción social

 

Esta es una de esas historias para inspirar, y tiene el nombre de María Camila Montes Ledesma. Ha dedicado la mitad de su tiempo, conocimiento y corazón al bienestar de su comunidad, en el Bajo Cauca antioqueño. La otra parte se ha propuesto empoderar a las mujeres de su subregión para sanar heridas.

Se formó como trabajadora social en las aulas del TdeA, de donde egresó con mención meritoria y se le encargó ser la voz de sus compañeros de cohorte en el discurso de graduación. Desde esos días en el campus, tenía el foco en dos cosas: el ejercicio de su carrera en lo comunitario y trabajar por El Bagre, municipio en el que tiene sus raíces.

Sus pasos han ido en esa dirección, ha sido coherente con lo que tiene claro desde hace años. Ese mapa social en el que sigue trabajando aún por estos días, comenzó a dibujarse en sus prácticas profesionales en la Alcaldía de su pueblo natal. Luego lo siguió alimentando, estrenando diploma y cuando sumó sus talentos y conocimiento a los equipos sociales de la Gobernación y la Universidad de Antioquia, también como docente en la Universidad Cedenorte, siempre trabajando para el territorio donde se asientan sus orígenes.

El conocer tanto esa tierra y a la gente que la habita y trabaja, sus problemáticas, sus posibilidades y oportunidades, la llevaron hace año y medio a ser contratada por Mineros Aluvial S.A.S. BIC, empresa con proyectos en otras latitudes de américa latina y que tiene la propiedad de explotación minera en Nechí Aluvial, en el Bajo Cauca.

Se desempeña como gestora de sostenibilidad de la empresa, es decir que se ocupa del relacionamiento constante con las comunidades en el área de influencia del proyecto. Es parte del equipo que es la cara visible ante las comunidades, la voz y los oídos, el puente. Esto implica protección a los habitantes de la zona, gestión de recursos para proyectos, escucha de necesidades, apoyo a procesos psicosociales; en suma, es la responsabilidad social de la empresa. “Garantizamos que las comunidades puedan acceder también a oportunidades de empleo, de bienestar. Entonces trabajamos con juntas de acción comunal, con asociaciones y corporaciones”, comenta.

Agrega algo clave: “Son alrededor de 58 veredas que nosotros visitamos. Entonces eso posibilita que uno también se vaya como abriendo a más espacios, darse cuenta de las realidades del territorio y cómo uno puede aportar desde una empresa privada, pero también desde esas gestiones o articulaciones con otras entidades como las alcaldías, como cajas de compensación, entre otros”. Esto es clave porque ha sido la constante en el trabajo de María Camila. No es que tenga una idea de cómo es la subregión, es que la ha caminado, ha conversado con ella con un tinto o en medio de una capacitación, de reuniones, de procesos para sacar adelante proyectos comunitarios.

Es meterse a fondo en la construcción de este mapa social, la ha llevado a crear y fortalecer su propio proyecto. Lo aprendido en nuestras aulas, sumado a su experiencia laboral, más las ganas de ayudar a la fuerza femenina de su región, la han llevado a crear el Círculo de Mujeres Verde Violeta. “Ese año estábamos en pandemia, yo me vine para acá para El Bagre, yo hice mis prácticas en la Alcaldía Municipal. Entonces, a partir de ahí yo empecé a ver muchas necesidades y se creó el proyecto”, recuerda.

Cuenta que pertenecen estudiantes del TdeA, que también son de la zona, aportan conocimiento a los procesos de las mujeres que completan el Círculo. María Camila dice que le apuestan con todas las ganas al fortalecimiento del proyecto, para que en algún momento pueda ser un centro de práctica, pues ahora cuentan con la participación de profesionales de diferentes carreras sociales y estudiantes de varias universidades. Lo cierto es que este espacio tiene fuerza por sí solo. Lo que aprenden las estudiantes en estos procesos de intervención, lo replican en sus ejercicios de práctica, así que el Círculo también es un aula para ellas y una onda expansiva.

Por otra parte, las puertas están abiertas para todas, en los talleres se gestionan procesos de sanación que ayudan a superar muchas vivencias, inclusive hacen parte del grupo actual de 43 mujeres víctimas de violencia de género y del conflicto armado. Mujeres de todas las edades y condiciones sociales hacen parte de este grupo de apoyo, que desde hace cuatro años se reúne de manera mensual para fortalecer la fuerza femenina en cada una de ellas. “Las personas van al grupo, pero siempre buscando respuestas e intentando sanar muchos aspectos de su vida que todavía, digamos, tienen acumulados. Entonces, es brindar un entorno seguro a las mujeres que lo necesiten. Es un grupo que es totalmente gratuito”, explica nuestra egresada.

Ya la voz se expande. Ahora, están siendo llamadas para dictar charlas y talleres a empresas y asociaciones, hasta han sido invitadas a generar alianzas con organizaciones en momentos específicos del proceso, eventos, campañas, para poner la equidad de género en las conversaciones de todos. Esto de pellizcar consciencias, ha hecho que se sumen más personas que quieren hacerse responsables de su sanación emocional para mejorar la vida. Eso es lo que quieren mover, procesos internos y externos, alianzas, redes, sumatorias, mujeres trabajando juntas para salir adelante.

Explica María Camila que el proyecto se llama Verde Violeta porque son los colores que han resignificado el rol de la mujer: “Con el verde nosotros tuvimos el acceso a una igualdad, una equidad de género, pero con el color púrpura o violeta fue cuando tuvimos el derecho al voto”. Dentro de las necesidades detectadas desde el inicio de esta idea, la egresada pudo ver un contexto que encasilló a las mujeres en situaciones vulnerables o de sumisión.

Este trabajo llegó a sumar, en el proceso han sido muchas las mujeres que han ido despertando, viéndose de manera distinta y tomando otras decisiones, por ejemplo, el comenzar a estudiar a los 45 años, cuando tomaron consciencia de la realidad que vivían hasta el momento y de que había otra forma de vivir. “Ese apoyo les permite a ellas decir: bueno, voy a construir”, y empieza la ayuda de todas. “Entonces es como ir tejiendo con ellas, pero desde esa autonomía”. Ese darse cuenta implica retarse, ahí es donde llega la certeza y la prueba de su real capacidad. Así como ella misma lo hizo.

Sus sueños, estudios, proyectos y esfuerzos retornan siempre a su lugar de origen. Quiere ver crecer socialmente a su tierra: “Inclusive me encuentro estudiando una especialización en Paz y Desarrollo Territorial porque el contexto cultural y social donde yo me encuentro trabajando y también en donde me visiono, me va diciendo como: bueno, ya eres fuerte en esto, pero necesitamos que seas más fuerte en esto otro”.

     

     

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    Santiago Hernández Mejía: egresado TdeA ejemplo de fuerza y liderazgo

     

    Sus días tienen que durar 40 horas, porque no se explica cómo hace tanto en tan poco tiempo. Tiene 26 años, se acaba de graduar, pero mientras estudiaba ha sumado logros que lo han llevado a liderar procesos, sacar adelante ideas que se han convertido en proyectos para administraciones públicas y le ha dado toda la energía a la gente, el bienestar de las comunidades es su propósito de vida.

    En marzo de 2025, en el Teatro Metropolitano, Santiago Hernández Mejía recibió su título como psicólogo de su alma mater TdeA. Pero en realidad su vida laboral comenzó temprano. Su recorrido lo ha llevado a ser, en la actualidad, el coordinador de la Oficina Juventud y Diversidad en su natal Santo Domingo, en el Nordeste del departamento de Antioquia.

    Este camino laboral comenzó hace 4 años, siempre en lo público que es su pasión. Mientras asistía a nuestras aulas, aportó con su talento, conocimiento y energía en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible como gestor técnico para todo el departamento de antioqueño, también hizo lo propio en la Gobernación de Antioquia en la Secretaría de Participación y Cultura Ciudadana.

    “Soy bachiller técnico de la institución educativa Tomás Carrasquilla. Amplié el panorama educativo desde diferentes cursos y diplomados, en planes estratégicos, políticas públicas, proyectos juveniles. He trabajado con temas de juventudes por mucho tiempo, más de 15 años. Tanto en Santo Domingo, como en el departamento y el país, hice parte de un espacio de participación y representatividad para los jóvenes, que fue la Plataforma Departamental de Juventudes”, detalló el egresado destacado.

    Además de su liderazgo en la Oficina Juventud y Diversidad, finaliza estudios en Administración Pública y se sumó al equipo del TdeA en Regionalización, en Territorio TdeA, que se concentra en acercar la educación superior a los municipios. “En este momento llevamos a Santo Domingo Trabajo Social y la Licenciatura en Educación Física, Recreación y Deporte, que ya van terminando su segundo semestre. Estamos en convocatorias para abrir la carrera de Derecho y la Tecnología en Gestión Agroambiental”, explicó Santiago.

    El interés de trabajar en lo social llegó a su vida cuando conoció la filosofía de La No Violencia, de Gandhi, trabajada en la Gobernación de Guillermo Gaviria, y continuada en otras administraciones. Creció de cara a las realidades sociales, nunca de espaldas. Se encontró así mismo en manifestaciones de paz y denuncia social como el trabajo musical de La Toma, agrupación paisa de rock alternativo, que tiene una canción en la que Santiago vio su deseo de transformar el mundo, Más Gente Como Tú, que hace un llamado a no creer que hay causas perdidas. “Esas dos cosas, me las apropié y las hice muy mías”, anotó.

    Precisamente, en un tiempo en el que se decía que la juventud estaba perdida, él no lo creyó y comenzó a trabajar en los procesos juveniles. “Entonces empecé a decir: no, hay que cambiar esos paradigmas, ese relato. Y ahí empezamos a movilizar espacios desde los grupos juveniles de la parroquia”, recordó sus primeras acciones sociales por las juventudes, las cuales comenzaron en la época en que estudiaba su secundaria.

    Fue buscando oportunidades. En esos días, la Administración Departamental reconocía las iniciativas educativas que se destacaban. Así nació el proyecto: Abriendo Puertas con la Comunicación. “Lo que hacíamos era que, desde una comunicación asertiva, visitábamos las veredas o los territorios con problemáticas o unas realidades significativas, para trabajar con familias y con jóvenes. Hacíamos entonces unas charlas de padres de familia. Esta experiencia finalizaba con algo que llamaban las Rumbas Blancas, era mostrarles a los muchachos que se podía rumbear sanamente”, relató Santiago una de las experiencias que considera más más significativas en el trabajo social.

    Otro de los capítulos más reveladores en su historia fue la creación de la Plataforma Municipal de Juventud en Santo Domingo. Contó que se propusieron movilizar y tomarse espacios, en días en que los indicadores en el tema de juventudes eran bajos. “Entonces, desde la Plataforma, empezamos a plantear proyectos. Santo Domingo es muy diverso y muy extenso, porque son 47 veredas, 5 corregimientos y una cabecera urbana. Aunque la población no sube más de los 13 mil habitantes, pero tiene unas realidades bastante diversas”, dijo que este trabajo comenzó a transformar realidades y la notoriedad de la iniciativa ayudó a que las propuestas escalaran al departamento con la Gobernación y al país en el Ministerio.

    Desde lo departamental, también participó en la creación de un proyecto llamado Fortalecimiento de los Subsistemas de Participación. Antioquia LAB salió de estas experiencias, espacios de encuentro desde La Noviolencia, escrita así como política pública departamental. Otro de los recuerdos importantes tiene que ver con los Estímulos a la Participación, escenario donde tuvo la oportunidad de conocer y trabajar con organizaciones comunitarias de todo el territorio antioqueño, conocer experiencias exitosas y seguir nutriéndose para trabajar por su gente.

    En Santo Domingo lidera apuestas por la juventud y la diversidad. “En esos momentos desde la Oficina de Juventud vemos que los municipios de sexta categoría del departamento de Antioquia, entre esos Santo Domingo, hay una problemática: están siendo incubadoras de jóvenes para las ciudades”.

    Así que la Administración Municipal está enfocada en las oportunidades educativas y laborales. Ejemplo de parte del cumplimiento de esta tarea es la presencia de Territorio TdeA en este municipio, donde más de 50 personas estudian las carreras profesionales ofertadas por nuestra institución.

    Otro enfoque es el campo, se quiere que los jóvenes asuman el relevo generacional en las actividades laborales con propuestas que le sean atractivas a los chicos. “Santo Domingo es rural en un 85 %, entonces todo este año le estamos apostando a Jóvenes Rurales, desde las instituciones educativas con un proyecto que se llama Ecoescuelas, que es todo el aprendizaje de la Agroecología”, explicó que se realiza desde los primeros grados escolares, en articulación con empresas privadas, con los caficultores antioqueños y la Secretaría Agroambiental y Minera del Municipio. Impulsan experiencias innovadoras como el Café de las Aves, donde los estudiantes de la escuela que hace las veces de huerta aprendan sobre todo el proceso del café, pero también exploren valores agregados al producto. La idea es que el proceso pueda ser replicado por los chicos en sus casas o fincas.

    Santiago Hernández Mejía es de esos que no se quedan quietos, diciendo y haciendo, pensado en soluciones, movilizando, conectando, motivando, de los que no saben hacer cosas chiquitas, hace que la vida le alcance para todo y por eso lo destacamos hoy en nuestras páginas como orgullo TdeA.

     

     

     

     

     

    Braian Galvis Gutiérrez: un educador en gestión de conocimiento empresarial

     

    Esta historia se trata de innovación o, mejor, de ver oportunidades. Esta es la historia de Braian Stiven Galvis Gutiérrez, egresado de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, quien ahora es analista de Gestión del Conocimiento en Zeuss. Así es, un educador en una empresa.

    No es que Braian haya pensado en algún momento en estar lejos del tablero y las aulas, pero su cercanía con el mundo organizacional lo ha entrenado para detectar necesidades en diferentes grupos, es que un talento adicional al pedagógico es, sin duda, ver oportunidades que nadie más ve.

    El inicio de esto se dio en una época en la que trabajaba en empresas y estudiaba en el TdeA. Siempre estuvo anclado a los procesos de talento humano, donde fue testigo de la necesidad de la educación, pero, a su vez, la ausencia de los profesionales de esta disciplina en estos cargos. “Digamos que la licenciatura no era algo que cabía dentro de ese perfil”, puntualizó.

    Adicionalmente, el Semillero Memoria histórica: Escritura y Narrativa hizo parte fundamental de la visión de sí mismo como investigador, y lo que decimos mucho en las aulas del TdeA, la investigación formativa lo hizo un observador que busca soluciones en cualquier espacio. A esto se le suma su atención constante hacia la tecnología, y fue en este campus donde conoció los beneficios de Moodle para el aprendizaje y decidió hacer su última práctica con esta plataforma.

    Todo esto sumó. Se empeñó en ahondar en el tema y estructurar una propuesta. Materializó su idea de desarrollar procesos educativos, en todo el sentido de la palabra, en las empresas mediante la tecnología, la pedagogía y la metodología. “Allí empiezo a tener la experiencia más desde lo estratégico con una herramienta de aprendizaje. Se me abrieron los ojos y me di cuenta que existía un concepto llamado gestión del conocimiento, aprendí sobre esto y sus herramientas”, detalló.

    En esta tarea, se percató que los licenciados en educación tienen una ventaja competitiva frente a otros profesionales en este tema. Así que, aunque no era lo común sí era lo pertinente, se lanzó entonces a implementar su estrategia en Zeuss, que le dio el espacio y la confianza: “Entonces acá desarrollé la gestión del conocimiento, y se pudo omitir el hecho de que no era psicólogo, de que no era administrador, sino que era un experto en educación. Así fue como que rompí ese paradigma. Los licenciados tienen metodología, tienen capacidad de hacer diagnóstico del perfil educativo de las personas y con ese perfil tomar decisiones, saben estilos de aprendizaje, del componente teórico, pero también práctico de lo que es un proceso educativo y de enseñanza”.

    En Zeuss trabaja en talento humano, respondiendo a los procesos críticos de los empleados, que la formación impacte desde el inicio para acoplarse al rol, durante el proceso para mejorar su desempeño y una evaluación de logros. Estos procesos emergen de un diagnóstico de necesidades de formación, formulado por nuestro egresado y que está articulado con la visión y misión organizacional, y a las dinámicas empresariales. Esta brújula marca el camino para responder a las necesidades, desde lo estratégico y práctico, considerando asuntos como nivel de prioridad, recursos, metodología, mediciones posteriores, documentación y toma de decisiones a futuro. Básicamente, define procesos formativos para que la gente se adapte al cambio. “¿Ya logramos esto? ¿Qué más queremos lograr? Entonces, anualmente y bajo toda esa lógica, se definen diferentes procesos”, dijo.

    El asunto es claro, esta historia evidencia que el quehacer de un educador puede realizarse en las aulas, que son su alma sin dudarlo, pero también en cualquier otro lugar: con las comunidades en un salón social, con los pacientes en un hospital o con los colaboradores en una organización, trabajando como experto metodológico con los expertos temáticos. “Hacemos un match para que esa capacitación tenga un impacto más significativo”, ejemplifica Braian. “Lo entendí y es lo que sigo diciendo hoy en día, necesitamos más licenciados en las organizaciones, que movilicen conocimiento, que gestionen conocimiento”, indicó.

    “¿La educación es un rol? No, la educación es un proceso, el docente es un rol que puede caber en cualquier contexto porque necesitamos procesos de enseñanza y de aprendizaje. Entonces yo le digo a todos los estudiantes, pero puntualmente a los licenciados, que expandan y que se abran a las oportunidades, sencillamente, creyendo en ese perfil docente, en ese quehacer docente que es aplicable en cualquier parte. Es creer de verdad en el rol y amar la profesión, pero amarla por encima de todo”.

    Braian les deja como consejo a los jóvenes que aún están en las aulas: que abran su mente y vean oportunidades donde nadie las ve, crean en su carrera y vean todas sus potencialidades y la cantidad de ambientes en los que puede hacer su servicio: “Hay que empezar a expandir ese rol que es vital en sociedad”, concluyó nuestro egresado destacado.

    De esto se trata y seguirá tratándose esta historia, de dejar huella en caminos donde pocos han caminado.

     

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